Todo empezó con una pregunta simple
En 2019, Elvira notó algo raro. Las empresas tenían montones de datos financieros pero seguían tomando decisiones basadas en corazonadas. O peor, en hojas de cálculo que nadie revisaba dos veces.
Así que decidió crear algo diferente. No otra herramienta complicada que termine olvidada en algún servidor. Algo que realmente ayude a ver el futuro financiero sin necesitar un doctorado en matemáticas.
Empezamos pequeños. Tres personas en una oficina prestada en Santa Cruz. Ahora trabajamos con empresas de todo el archipiélago, y cada proyecto nos enseña algo nuevo sobre cómo las organizaciones realmente manejan su dinero.
Lo que nos diferencia no es la tecnología. Es que entendemos que detrás de cada número hay decisiones humanas, y a veces esas decisiones necesitan un poco de claridad.